Protección radiológica

SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PROTECCIÓN RADIOLÓGICA Y LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE RADIOLOGÍA PEDIÁTRICA

A la hora de utilizar protectores para las zonas más sensibles de los pacientes, sobretodo en niños, hay que tener en cuenta el riesgo-beneficio, según la Sociedad Española de Protección Radiológica y la Sociedad Española de Radiología Pediátrica.


Es cierto que utilizar protectores gonadales y de tiroides entre otros reduce la dosis de radiación que reciben estos órganos. No obstante, colocarlos puede afectar a la calidad diagnóstica. 


Colocar incorrectamente un protector gonadal, por ejemplo, puede provocar tapar ciertas zonas que interese estudiar, como huesos de la pelvis. Esto podría hacer que se oculten fracturas u otras patologías, de manera que el diagnóstico sería erróneo y por lo tanto el tratamiento también. En caso de niños, es más fácil colocar correctamente el protector gonadal, ya que sus testículos se encuentran fuera del cuerpo. No obstante, en niñas no es tan sencillo averiguar dónde están exactamente sus ovarios, por lo que el riesgo de colocarlo mal es muy alto.


Por otro lado, en radiología se suele utilizar un sistema llamado Centro de Exposición Automática (CAE). Este sistema lo que hace es calcular la dosis que necesita el paciente según el tejido que deba atravesar, de manera que cuanto más denso y grueso sea el tejido que debe atravesar, más dosis dará. Los protectores radiológicos están hechos de plomo, con lo cual son muy densos, y si el CAE interaccionara con este protector, la máquina de rayos X emitiría mucha dosis para intentar atravesar el protector, de manera que el paciente recibiría mucha más dosis de la necesaria.


En conclusión, teniendo en cuenta lo anteriormente explicado, se considera que cuando la exploración incluya la pelvis y el abdomen, no se recomienda utilizar protectores gonadales en niñas pero sí en niños cuando sea posible.